Un balcón para el amor eterno: Romeo y Julieta llegan a Samaipata
Hay viajes que cambian destinos. Eso fue lo que le ocurrió al empresario cruceño Miguel Cossío, quien jamás imaginó que una escala improvisada en Verona, Italia, despertaría en él la idea de rendir tributo al amor eterno, ese que traspasa fronteras, épocas y corazones.
Durante una travesía europea junto a su pareja, el plan era ir de Milán a Venecia, pero los precios elevados los hicieron desviarse a una ciudad más económica. El azar los llevó a Verona, sin saber que estaban por encontrarse con uno de los íconos más potentes del romanticismo: la casa de Julieta. Allí, bajo un cielo italiano, Miguel y su pareja se vieron envueltos por la leyenda de Romeo y Julieta, la tragedia más famosa escrita por William Shakespeare. Lo que iba a ser una noche de paso, se convirtió en tres días de inspiración.
Ese hechizo viajero ahora toma forma en los valles cruceños, donde Cossío levanta un proyecto turístico con alma romántica: una réplica del legendario balcón de Julieta en medio de la naturaleza de Samaipata. El lugar, que forma parte del complejo Cabañas Verona, abrirá oficialmente sus puertas este septiembre, como un homenaje no solo al amor eterno, sino también al departamento de Santa Cruz, tierra de encuentros y corazones apasionados.
“Queremos que este sea un destino donde la gente venga a celebrar el amor en todas sus formas. Parejas, familias, amigos... Todos merecen tener un momento especial para recordar”, comentó Cossío en entrevista con medios locales.
La historia de Romeo y Julieta, ambientada en la Verona del siglo XIV, ha inspirado a generaciones con su intensidad, su belleza trágica y su fuerza emocional. El balcón donde Julieta le confesó su amor a Romeo es uno de los puntos turísticos más visitados del mundo, y ahora, una versión de ese lugar vivirá en tierras bolivianas como un refugio para enamorados.
Desde Eres Radio, donde creemos que la música también construye puentes para el amor, celebramos estas iniciativas que transforman experiencias personales en espacios donde los sentimientos pueden florecer. Porque si algo nos une, más allá de las canciones, es la capacidad de emocionarnos.
Y si en Verona nació una historia que conmovió al mundo, en Samaipata puede comenzar la tuya.
